Rosebud. Una palabra en mitad de la noche. Una esfera de agua con nieve que estalla al llegar al suelo. Un rótulo de prohibido el paso en la lujosa hacienda de Xanadú. La vida de un hombre, la de Charles Foster Kane.
¿Cuánto se puede llegar a saber sobre alguien? Esa es la principal incógnita que me asalta cada vez que me introduzco en Ciudadano Kane (1941) y su fascinante mito. Ese encantador de serpientes con su imparable discurso; el millonario megalómano al que nada ni nadie le pueden hacer frente. Aquel que consigue todo lo que se propone y, que cuando cae, se levanta, se sacude el polvo del traje y afronta el siguiente desafío. No importa si es dirigir un humilde periódico por diversión o controlar un país entero a través de las agencias de prensa e información. No importan las derrotas electorales ni los fracasos amorosos o los líos de faldas. Tenerlo absolutamente todo al alcance de tu mano y, a la vez, ser interiormente un absoluto infeliz revestido por una coraza de posesiones y objetos, que conducen de forma inexorable a Rosebud.
Orson Welles, entraba a lo grande en Hollywood con una de las películas trascendentales de la historia del Séptimo Arte. Ríos de tinta y estudios han corrido sobre esta película singular, que sigue fascinando a distintas generaciones de cinéfilos y espectadores. Vista hoy, cuesta creer que tan sólo obtuviese el Oscar a mejor guion original. Es tan sumamente atemporal, habla de tantas personas y elementos comunes, que difícilmente se puede salir indemne de su visionado. Una voz, la de Welles, que abruma; la misma que hizo creer a través de las ondas que nuestro planeta estaba siendo invadido por legiones de extraterrestres. La voz y la mirada de un realizador multidisciplinar único, al que parece que todos los reconocimientos sean pocos, a modo de un Foster Kane, que aún necesite encontrar su Rosebud.
Citizen Kane no ha tenido nunca un trato justo en España. No es exactamente que no haya tenido una intencionalidad de ser difundida, ya que tuvo dos ediciones en DVD por parte de Manga Films, en las que su aspecto no terminaba de ser totalmente satisfactorio; peor fue su tratamiento en Blu-Ray a causa de infames ediciones pirata, o la edición de Vértice, que aunque cumplía con el vídeo, comprimía muchísimo respecto a ediciones foráneas, por ejemplo la norteamericana. Pese a todo se agradece ese último lanzamiento, si tenemos en cuenta la absoluta desidia de sus legítimos propietarios para editarla en nuestro país.
Para disfrutar verdaderamente de Ciudadano Kane dentro de nuestras fronteras, siempre se ha tenido que recurrir al mercado de vídeo doméstico extranjero. Llegados al caso que nos ocupa, el film de Welles circunscrito al formato UHD, tiene dos excelentes exponentes en el mercado actual: Criterion en EE UU y Warner Home Video en el Reino Unido. Ambas procedentes del mismo escaneado 4K nativo.
Es la de Warner la que ocupa las siguientes líneas, y la que se comercializa en algunos países europeos. Un pack en caja de cartón robusta que contiene diverso material gráfico y textos, ya conocidos en anteriores ediciones y que una vez más se reutilizan para esta nueva edición. Nada desdeñable para quien no tuviera acceso a estos elementos de coleccionista nuevamente reimpresos.
La imagen 4K mejora sustancialmente al material en alta definición conocido. Se prescinde de cierto brillo dando un aspecto más cinematográfico al encuadre original 1.37:1. El contraste es superior y acentúa el vestuario, los objetos y la presencia de los actores. Por poner un ejemplo, el dobladillo de los pantalones se aprecia perfectamente, mientras anteriormente era plano y casi imperceptible. Hay también una ganancia en nitidez presente en letreros y los múltiples titulares de prensa que aparecen a lo largo de todo el film. Como ya sucediese en la presentación anterior en BD, el vídeo se admira sin ninguna imperfección, fruto de la meticulosa restauración. El rendimiento de la tasa de bits es alto, beneficiándose del códec HEVC y del inteligente uso del alto rango dinámico para dar lucimiento a detalles, tales cómo pelo, luz de gas y piezas de ornamentación en inmuebles y vestuario.
El sonido DTS-MA es contenido y sin estridencias. Audio 2.0 en V.O, con una encomiable mezcla entre diálogos, efectos de sonido (pasos, linotipia, flashes fotográficos) y la partitura de Bernard Herrmann, escuchada con pureza e integrada con todos los demás elementos. El disco UHD no contiene ni castellano ni español latino; aunque afortunadamente incluye pista de subtítulos en español latinoamericano, muy neutros y con pocos modismos que puedan sacar de la película al espectador español.
El contenido UHD se incluye en un BD66, con audiocometarios diversos, incluyendo las valiosas palabras del recientemente fallecido, Peter Bogdanovich. Disco con serigrafía roja y sellos de edad para el mercado británico. Los exteriores en la caja de cartón recio, son pegatinas que pueden ser retiradas sin dejar residuos.
Se ha hecho un trabajo sobresaliente con esta edición. El negativo de nitrato original ofrece una paleta de grises magnífica, posibilitando ver detalles ocultos en cada uno de sus fotogramas. Acompañar a ese anciano Orson Welles, con la mirada perdida y pensamientos infinitos, se convierte en una experiencia aún más subyugante. En esa Xanadú repleta de recuerdos, durante la acción del fuego purificador que destruye para siempre la memoria de Kane. Orson Welles siempre nos hizo cómplices de su secreto. Disfrutarle de esta manera se convierte en todo un honor.
Publicado originalmente por Marcos.B el 11 de enero de 2022 en CINE MI AMOR. Todas las fotografías fueron realizadas y son propiedad de Marcos.B ©
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