Hasta no hace tantos años, SEMINCI, tenía un día más. Empezaba el viernes anterior a la jornada de la Gala Inaugural, alargándose durante nueve días de cine vibrante, hasta el segundo sábado con la Gala de Clausura. Era “solo” un día más, pero durante esas 24 horas cabía una hoja completa en la parrilla de programación. Extendía proyecciones desde el amanecer hasta bien entrada la noche, añadiendo opciones y visionados que, de otra forma, se hubieran perdido.
Este año ha habido más. Sin tener aún oficialmente ese día extra, han confluido diversas propuestas que, inteligentemente distribuidas, se fueron transformando en la antesala de la Semana Internacional de Cine de Valladolid. Sin ir más lejos, hemos celebrado los 25 años del mítico programa de RTVE, Versión Española, con la grabación del programa en el Teatro Calderón de Valladolid; acogiendo la proyección de ‘Libertad’, opera prima de Clara Roquet, que inauguró la 66 Seminci. Y antes de alcanzar el 21 de octubre, somos testigos del concierto Plena Pausa, en el que J. de Los Planetas interpreta su particular banda sonora en el Teatro Carrión, para las filmaciones rescatadas en súper-8 de Iván Zulueta (‘Arrebato’, 1979). Además, contamos con la exposición Flamenco-India, que rinde homenaje a Carlos Saura y, en las franjas de vermut y noche, se encienden los proyectores del Teatro Cervantes y la sala Fundos, dando cabida a los primeros largometrajes, con la proyección de títulos de la EFA (European Film Academy). Una oportunidad excepcional para disfrutar, con un día de antelación, de laureadas películas europeas de directores tan interesantes como Christian Petzold, Timm Kröger o Matteo Garrone.
Aún no hemos recuperado ese día perdido, es un hecho; pero si hilo de allá y aquí, me salen varias iniciativas vencedoras que son capaces de reunir las horas perdidas. Y quien sabe, quizás todo ese esfuerzo se haya traducido en demostrar que merecemos ese día.
Me sumerjo en un mundo de mundos. Una historia que comienza con una relación de aspecto que nos remite a la televisión, dentro de una entrevista truncada en color. El testimonio de un físico atrapado en múltiples vertientes y realidades. ‘Die Theorie von Allem’ (Timm Kröger, 2023), es un relato que nos convierte en cómplices de cierto momento, cierto cine, ciertos códigos y ciertos géneros.
El color nos lleva al blanco y negro. Créditos que transportan a los utilizados en la saga de Indiana Jones, en un prólogo digno de la pentalogía; aunque de otro tiempo, de otro momento, no necesariamente del que parece relatar… Un viaje a los Alpes Suizos en ambiente clásico, o no. Las imágenes parecen pertenecer al mundo del cine clásico, pero están envenenadas de modernidad. Johannes Leiter (Jan Bülow), contempla un mundo que se desmorona en la búsqueda de una teoría revolucionaria que amenaza con cambiarlo todo y a todos, empezando por él mismo.
La imagen está fuertemente contrastada, con un aspecto gris perpetuo que recuerda a una pesadilla de amargo despertar. Los Alpes son una suerte de cerebro seminal, que rima en consonancia con una mente en fuga fuertemente desdibujada. La incógnita de lo vivido, formada por extensos túneles y ondas que van desde el pasado al presente, modelando un futuro abstracto lleno de traumas y fantasmas. La búsqueda de Karin (Olivia Ross), es el resorte que abre cada distinta capa.
Por momentos expresionista y contagiada de goticismo, nos envuelve con una partitura que nos lleva al cine de mediados de los 60. Un trampantojo de vanguardia para narrar con pulso contemporáneo. Sin renunciar a impactantes efectos visuales ni a momentos de confusión estroboscópica. No busca Kröger satisfacer a todos los espectadores, pero sí dejar perplejo con su fuerte y rotunda propuesta. Filmada con tanto respeto que hipnotiza: en el fondo de la piscina se encuentran ‘Vértigo’ (Alfred Hitchcock), ‘Eraserhead’ (David Lynch), ‘Europa’ (Lars von Trier); en la superficie ondas que recuerdan a Nolan o Aronofsky. Con aire de novela que se desintegra al pasar cada página, con vocación de libro vengativo que resurge de sus cenizas. Los postizos de Johannes y Karin en un pantano radiactivo que vomita rigor y complejidad. Y por supuesto el amor, esa fuerza que lo puede todo y que no respeta cálculos, formulas ni teorías; la verdadera teoría universal.
Publicado y redactado originalmente por Marcos.B el 20 de octubre de 2023 en CINE MI AMOR © Fotografía realizada por SEMINCI. El cartel de la película es propiedad de sus legítimos propietarios
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